luns, 11 de setembro de 2017

EL AFRICANO BLANCO CONQUISTA LA VUELTA 2017

El martes día 5 daba comienzo la tercera y última semana de la Vuelta Ciclista a España con Chris Froome preparando el festival en su escenario preferido. El líder de la Vuelta después del bloque de montaña en Andalucía y el segundo día de descanso llegaba con más de un minuto de ventaja sobre cualquiera de sus rivales. Vincenzo Nibali segundo a 1’01’’, Ilnur Zakarin a 2’08’’ y Wilco Kelderman luchando por el tercer escalón del podio a 2´11”, diferencias que con los algo más de 40 kilómetros contrarreloj individual y con un trazado sin apenas dificultades orográficas eran propicios para cimentar su dominio en esta Vuelta.

En este ciclismo moderno, las contrarrelojes resultan más determinantes que la alta montaña a la hora de establecer distancias entre los favoritos de las grandes Vueltas. Después de 15 etapas y de subir más de 30 puertos, como se podía ver en la clasificación general, Froome sólo aventaja en un minuto a Nibali.

Chris Froome vino a esta Vuelta, soñando con la primera plaza del Podio en Madrid para así dar lustre a su palmarés y acabar con la maldición que le persigue.

Comenzó la contrarreloj de menos a más, pues en el primer control intermedio, era cuarto, a 23 segundos de Kelderman, a siete de Zakarin, a cinco del Pistolero de Pinto y dos menos que Nibali. Quince kilómetros después, el líder del Sky volteó la contrarreloj, superando a Kelderman en siete segundos, a Contador en 34 y a Nibali en 38. Increíble progresión del dominador de esta Vuelta. Unos márgenes que aumentaron ligeramente en la meta de Logroño.

El británico, en otra exhibición de potencia, daba un golpe de autoridad ganando la crono y consolidando su liderato. Ahora su ventaja era de casi dos minutos con el Tiburón de Mesina y algo más a la revelación de esta Vuelta el holandés Kelderman.

Contador, uno de los grandes beneficiados de la crono. A pesar de no tener referencias directas con los favoritos, superó a Sebastian Chaves en tres minutos, a Fabio Aru en dos y a Superman López en 1:35, firmando la quinta plaza en la etapa, poniéndose también quinto en la general, gran salto para el Pistolero, que certificaba su mejor contrarreloj de las últimas temporadas.

Después de la selectiva contrarreloj de Logroño, el miércoles tuvimos una cita con el ciclismo épico gracias a la recomendación del Presidente de Cantabria Miguel Ángel Revilla que ha visto cumplido su sueño de llevar un final de etapa de la Vuelta Ciclista a España a Los Machucos, tal y como se comprometió justo hace un año con los cientos de personas presentes en la romería que se celebra en el lugar cada segundo domingo de septiembre.

Espectáculo puro y duro en la cordillera cántabra, donde Chris Froome y sus escuderos del Sky tuvieron que emplearse a fondo para controlar un examen tremendo. Fueron 180 kilómetros salpicados por tres montañas. La primera, Portillo de Lunada, que sirvió de calentamiento para los últimos y brutales 40 kilómetros, con el ascenso encadenado a los puertos de Alisas Los Machucos, una escalada terrorífica, de apenas 8 kilómetros, pero con rampas constantes por encima del 10%, que puntualmente llegan a acariciar el 25%. Ambos asustan a cualquiera, pero en la extrema dureza de la escalada a los Machucos vimos a un fortísimo y retador Pistolero quedarse a las puertas de la victoria, también vimos la enorme sorpresa de la debilidad de Froome, que cedía 42 con el Tiburón, que volvía a plantearse lícitamente ganar su segunda Vuelta a España y 1’14” con el Pistolero.

El espectáculo que nos ofrecieron fue mucho y bueno. Más de lo que cualquier aficionado podríamos esperar. A pesar de la adversa climatología, fueron muchísimos los aficionados que se agolparon en las cunetas para animar a los corredores. Y es que la emoción por el maillot rojo volvía a la carrera: el aparentemente sólido liderato de Chris Froome parecía que comenzaba a resquebrajarse sobre el cemento rallado del puerto cántabro.

Tras la llegada de los ciclistas, Revilla ha participado en la entrega de premios y ha colocado el maillot rojo al líder de la clasificación general, Chris Froome, sobre quien ha ironizado que podría ser hijo adoptivo de Cantabria por la trayectoria de éxitos que acapara en las etapas que discurren por su Comunidad.

Además de colocarle el maillot rojo y estrecharse las manos, tuvo una breve charla con el ciclista británico ante la atenta mirada del público. Al concluir esta conversación, Revilla indicó bromeando: "No me ha entendido nada". Suerte que no le entendiera Sr. Presidente, de entenderle seguramente le diría con toda sinceridad muy alto y claro que no subirá nunca más a Los Machucos.

Después de la brutal subida a Los Machucos, el jueves llegaba una etapa de media montaña, plagada de trampas. Y Froome empezaba a temer que se repitiese la historia, que volviese a perder la Vuelta en la última semana, como le sucedió con Juanjo Cobo. Por eso es que Chris Froome empezaba a estar harto de esta Vuelta tan incómoda, mientras que el “Pistolero de Pinto” le dice que aguante, que ya sólo le tocará las narices tres días más. Muchos aficionados de entre el  público ansían su desfallecimiento. Los periodistas le molestan con preguntas tendenciosas sobre sus hábitos fuera de la carretera y su relación con los compañeros. Se levanta malhumorado de la conferencia de prensa cuando se le inquiere sobre si duerme en el motor home del Sky o en el hotel del equipo. El africano blanco, empieza a ponerse morado y está mosqueado con el entorno de una carrera hostil.

Gracias que tiene un equipo poderoso, que sabe controlar como nadie las etapas nerviosas de media montaña.

El líder llegaba saturado a la meta del Santuario cántabro de Santo Toribio de Liébana, ni siquiera sonrío en una etapa repleta de trampas, ideal para las emboscadas donde supo controlar las acometidas rabiosas de un valiente “Pistolero” en la Collada de la Hoz, que quiso hacer un guiño al pasado, volviendo a atacar. Pero Froome no es Purito Rodríguez.

El zafarrancho de combate contra el líder, puso la carrera patas arriba. Fabio Aru y Contador le buscaron las cosquillas en los dos últimos repechos antes de llegar a la meta.

Aru se quedó solo en una zona de toboganes antes de acceder al tramo decisivo, con dos kilómetros exigentes y donde el “Pistolero” prosiguió con sus actos reivindicativos. Froome se agarró a su rueda y ambos descolgaron al desconcertante “Tiburón”, que cedió 20 segundos. Otra etapa sin descanso, ganada por Sander Armée en un escenario majestuoso y donde Froome mostró su hastío con una carrera agotadora.

Quedaba la llegada a Gijón, El Angliru y el homenaje al vencedor por el centro de Madrid. Pocos días y menos oportunidades para que los españoles conquistasen una victoria de etapa.

Después de 19 etapas y a falta de sólo dos para la conclusión, la ausencia de triunfos continuaba presidiendo el casillero español. Una nefasta racha que gracias a un chaval asturiano de 21 años llamado Iván García Cortina, presentaba sus credenciales como prometedor rodador y futuro relevo.

En su primera Vuelta, tuvo la valentía de presentar batalla a gallos tan consagrados como Romain Bardet, Sebastian Roche o Bob Jungels. Se fugó por un terreno que conoce a la perfección y sólo le faltó un suspiro para estrenar su palmarés y el de los españoles en esta Vuelta.

De momento no conocemos cual será su nombre de guerra, ¿Iván el Terrible?, ¿García? o ¿Cortina?, se quede con el que se quede hoy perdía, pero ganó en una etapa en la que el “Pistolero” de nuevo nos volvió a sorprender con otro ataque, en el Alto de San Martín, a 15 kilómetros de la meta. El madrileño cada vez que ve una cuesta no hay quien lo sujete.

La meta de Gijón, como las 18 anteriores fue un sueño frustrado para unos ciclistas españoles que luchan por sobreponerse al maleficio del año en que se nos va Alberto Contador. Nuevamente otro día de esfuerzo sin premio para los David Arroyo, Iván García Cortina, Juanjo Lobato, Dani Navarro, Antonio Pedrero o José Joaquín Rojas, que, nuevamente, consiguieron meterse en la escapada buena del día pero que al final se fueron sin premio.

El sábado 9, penúltimo día de carrera, al “Pistolero de Pinto” le quedaba su última bala para dispararla al viento, y aunque llegó agotado logro culminar al fin su enésimo ataque y rubrica la primera victoria española en una Vuelta a España impresionante. Su esfuerzo sin embargo no le valió para subirse al podio en Madrid.

El gigante y terrible Angliru despidió al mito y corono al fenómeno. Este coloso asturiano vio el baile en solitario, el ejercicio extremo de sufrimiento, la gesta memorable para redondear una trayectoria inmensa, el pundonor y clase ante una multitud entregada a un ciclista irrepetible como es Alberto Contador que sellaba con victoria su última ascensión como profesional.

Ya nada será lo mismo en el ciclismo. Adiós a los ataques geniales en los momentos más insospechados, adiós al guerrero inconformista, adiós a ese baile tan peculiar, adiós al “Pistolero” valiente, sin miedo al peligro y que nos dio tardes emocionantes de gloria. Gracias por todo, señor, te echaremos muchísimo de menos.

El coloso asturiano también encumbro a Chris Froome, en una Vuelta donde el Capo del Sky defendió su liderato con maestría, para conquistar una Vuelta a España que tradicionalmente le era adversa, fue segundo en tres ocasiones. Pero a la sexta fue la vencida.

La última etapa fue el habitual paseo triunfal por el centro de Madrid, un día después de la fantástica ascensión a El Angliru que puso el broche de oro a un héroe inmortal como es Alberto Contador y que hizo que Chris Froome expandiera su dominio lejos del Tour.

Se marcha un ciclista que forma parte de una estirpe en extinción, que corre por impulsos, tapando el potenciómetro, mientras el africano blanco ingresa en el Olimpo de las grandes Vueltas guiado por los datos proporcionados por su inseparable potenciómetro, que no deja nada a la improvisación. Disciplinado, devoto de una estricta dieta y blindado por un equipazo inagotable.

 Lo suyo, a diferencia del “Pistolero de Pinto” fue un ejercicio de resistencia, autoconfianza, disciplina y fe en la tecnología.

Nunca perdió los estribos por los ataques de sus enemigos, bajaba la cabeza para observa su procesador y regula el esfuerzo con parámetros matemáticos.

Desde que cogió el maillot rojo en la tercera etapa no lo soltó. Se lleva la victoria en la general de La Vuelta mostrándose intratable en todas las etapas consiguiendo una diferencia final con Vincenzo Nibali de 2'15'' y con Ilnur Zakarin de 2'51''. Por su parte, Alberto Contador acabo cuarto a 3'11''.

Un año inolvidable para Chris Froome que consigue el objetivo marcado, ganando el Tour y La Vuelta la misma temporada. Hasta en tres ocasiones subió a lo más alto del podio de Madrid. Primero subió a ponerse el maillot rojo y posteriormente el blanco de la combinada y el maillot verde de los puntos. Además, el italiano Davide Villella subió como el mejor en la montaña para vestir el maillot de lunares y el Astana que lo hizó como el mejor equipo.

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