luns, 28 de outubro de 2013

LA CRISIS ECONOMICA TAMBIEN AFECTÓ A JAUME MIR


No me queda más remedio que seguir hablando de la crisis, ya que no solo afecta a la economía, sino que también afecta a la salud, al incremento de los suicidios y homicidios, a las enfermedades mentales y a un largo etcétera. Otro brote verde que se le marchita a este gobierno que preside Rajoy, el presidente que más ha endeudado a España en 105 años según el FMI.
La crisis económica en España también afectó seriamente no solo a clubes, patrocinadores, o deportistas que vieron recortadas las becas para mejorar sus rendimientos. Por primera vez en 51 años la Vuelta no llevó en su caravana a Jaume Mir, el hombre anuncio y reclamo publicitario más conocido. Este año no pudo pasear su bigote por las metas, ni estar en el lugar exacto donde sabía que estaba la cámara.
La Vuelta que salió de las Rías Bajas con destino a Madrid, no vio esta vez a aquel hombre de gorra, gafas de aviador y bigote que siempre salía en la tele ofreciendo la toalla para que se secasen el sudor, arropando con una manta al vencedor de la etapa y que se preocupaba de los ciclistas para que se cambiaran de ropa antes del protocolo de la entrega de trofeos en el podio.
Ha sido uno de los personajes más populares de la historia de nuestro ciclismo. No habiendo nadie metido en este mundillo del ciclismo que no haya preguntado alguna vez ¿Quién es ese hombre?.Kas, Ferrys, Teka, Bic, Super Ser, Festina y Andalucia-Cajasur, fueron los maillots del pelotón que lucio Jaume Mir, aquel huérfano que no tenía derecho a la infancia y que su único juguete era el trabajar de todo: taxista, animador de discotecas, actor de spaguetti-western, 120 películas llevan su nombre incluidas las eróticas de tres rombos, reclamo publicitario que el mismo se inventó, sacando de la nada un trabajo que no existía y que siempre aparecía en la pantalla tras el ciclista ganador, peinándolo, limpiándole el sudor y colocándole la gorra publicitaria que los directores de los equipos le daban para que se la pusiese, al tiempo que les limpiaba la cara.
Lo había aprendido de la mujer de Jacques Anquetil, ella siempre lo metía en una roulotte nada más llegar a meta, cuando salía para el podio parecía un verdadero maniquí, mientras el resto de ciclistas llevaban la gorra al revés, o de lado, de cualquier manera.
Al Tour de 1959, el que ganó Bahamontes, se fue con un Seat 600, el coche de la época, como chico para todo del diario Mundo Deportivo. DalmacioLangarica, el mítico director deportivo del KAS, le llamó para una Volta a Cataluña, ganando mil pesetas por etapa, un dineral y fue ahí donde nació su invento.
Comenzó cuando Federico Martin Bahamontes ganó el Tour, vivió los duelos entre Jacques Anquetil y Raymond Poulidor, vio crecer y retirarse a Eddy Merckx y Luis Ocaña, estuvo en el apogeo de Bernard Hinault y fue testigo de la época de Pedro Delgado y Miguel Induráin, también sobrevivió al viaje a ninguna parte de Lance Armstrong y celebró la victoria de Alberto Contador, en la Vuelta del año pasado, su 51ª y última Vuelta a España, lo mismo que puede presumir de 26 Tours de Francia.
Después de 54 años en las pruebas más importantes del calendario ciclista y tras superar las crisis económicas de la época de Franco, la del petróleo o la de los años 90. El actual tsunami económico pudo también con él.
Tiene 84 años, pero le quedaban fuerzas para hacer muchas más carreras y aunque esto es su vida, si no hay dinero él no está para trabajar gratis.
No había faltado desde el año 1949, en el que con el equipo KAS comenzó su participación en la Vuelta a España. Todos estos años si cogemos los recortes de prensa, él aparece junto a todos los astros del pedal, detrás y delante, también con los modestos. Donde hubiera una cámara o una máquina de fotos, o un ciclista exhausto, allí estaba “Taxi Key” Jaume Mir.
Este año desde el sofá de su casa, seguro que lo paso mal, “porque la Vuelta es su vida”. Agradeció que le dieran un premio por haber cumplido 50 ediciones, pero maldice que esta crisis le dejara en casa.
Dice que puede seguir paseando su bigote con 84 años (otro joven con años), muy fácilmente por las carreteras españolas, por tener suerte y gracias a Dios que le permitió vivir cosas impensables.
Fue y es uno de los personajes más populares de la historia de nuestro ciclismo, la maldita crisis económica también le hizo bajar la bandera.



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